viernes, 24 de septiembre de 2010

A la buena anchoa del Cantábrico. La conexión italiana II

Habíamos dejado esta apasionante historia de la anchoa del Cantábrico en las condiciones de la industria transformadora en nuestras costas, allá por los tiempos previos a la arribada de los italianos y nos habíamos formulado una pregunta: ¿Por qué vinieron?

viernes, 17 de septiembre de 2010

La anchoa, un regalo enviado desde Sicilia I

En la populosa Fiesta de la Sidra de Escalante se escuchó decir este año: «De Santoña, las anchoas; el buen turrón de Alicante; de Novales los limones y la sidra, de Escalante». No se trataba de una mera declaración, pues los organizadores tomaron en serio el estribillo y ofrecieron al público una curiosa novedad: las anchoas como instrumento para la operación llamada «forraje», consistente en rellenar un tanto el estómago para poder beber sidra con la seguridad de no sufrir efectos secundarios. Tras el acto todos alabaron la feliz iniciativa, pues quedó comprobado que ambos sabores, el salado suave de la anchoa y el frescor afrutado de la sidra, hacen excelente pareja.


jueves, 9 de septiembre de 2010

Fórmula para elaborar un buen cocido montañés y III

Son las cinco de una mañana de julio, hora de Escalante. He madrugado más que la alborada, como es mi costumbre y me dispongo para el sagrado oficio de elaborar un suculento cocido montañés para veinte personas.

Fórmula para elaborar un buen cocido montañés II

«Has de saber, Mariuca», le dije a mi comodona vecina, «que para hacer un buen cocido montañés, además de paciencia, se precisa tener aguzados los sentidos del olor y del gusto, pero también los de la vista y el oído». 

La fórmula del cocido montañés I

Me dijo aquella buena mujer, santanderina urbanita, hacendosa, amante de su familia y de la comida rápida: «¡Ay, hijo, a mí, cuando me toca hacer cocido montañés soy feliz, lástima que mi Juanín no pueda comerlo todos los días! ¡Es tan fácil de hacer!».