sábado, 22 de marzo de 2014

¡Vengan influencias!






En “El mapa perdido de Juan de la Cosa”, la inminente novela que verá la luz en abril, y de la que dice la partera que viene bien, no de culo, uno de los personajes da en la increíble idea de suicidarse comiendo, comiendo mucho, a todas horas, y es que me impresionó “La grande bouffe”, esa increíble película dirigida por Marco Ferreri y protagonizada por Marcelo Mastroiani, Michel Piccioli y Philippe Noiret, que no he conseguido volver a ver en castellano




… si alguien conoce un buen enlace… Esto viene a cuento de mi convencimiento de que EL CINE INFLUYE EN LA LITERATURA y de que LAS ARTES SE INFLUENCIAN ENTRE SÍ.Creo, amigos, que todo está escrito y que debemos dejarnos llevar por el estilo de los grandes, a los que debemos leer de continuo y tener sobre la mesa en el momento mismo de nuestra labor creativa. Hace unos días un amigo me dijo que estaba escribiendo una novela de ciencia ficción y yo le recomendé que leyera una obrita corta de Isaac Asimov; el hombre me contestó airado que de ninguna manera, que hasta ahí podíamos llegar, ¿y si luego, decía, ese señor termina por influir en mi estilo? ¡No, hijo, no! Lo que yo quiero es tener mi propio estilo, no sea que luego me digan de mí: "sí, es un genio, pero se le nota la influencia de Asimov, o de Cervantes", ¡puf, quita, quita! Como comprenderán, quedé con cara de bobo sin saber qué responder al buen troglodita. Yo, en El Mapa perdido de Juan de la Cosa estoy influido por todo chichirimundi que lo haga mejor que yo y al que haya tenido el honor de leer antes, y durante el tiempo en que confeccioné la novela, insisto en esto. Leer para escribir, escribir para leer, esa es la consigna porque, amigos, los narradores estamos obligados a interactuar con la literatura.

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